Esta ex-estrella infantil de Hollywood tuvo una infancia turbulenta marcada por el caos. Su padre, un actor que luchaba contra el alcoholismo, rara vez estaba presente, mientras que su madre, también aspirante a actriz, parecía mal equipada para la maternidad.
Siguiendo los pasos de sus padres, entró en el mundo del espectáculo a una edad temprana, debutando a los cinco años en “Estados alterados” de Ken Russell. Sin embargo, su gran oportunidad llegó a los siete años cuando interpretó a Gertie en “E.T., el extraterrestre” de Steven Spielberg. A pesar de su éxito profesional, su vida familiar se vio perturbada por el divorcio de sus padres. “Sentía que yo era la que los cuidaba a ellos. Todo estaba patas arriba”, reveló.
La actriz se enfrentó a desafíos con el abuso de sustancias, autodenominándose una “fiestera” desde una edad temprana. A los siete años, mezclaba Baileys con su helado, a los ocho años salía con frecuencia con su madre y a los once ya tenía un problema con la bebida.
A los 12 años luchaba contra la drogadicción, lo que la llevó a un intento de suicidio a los 13. La decisión de su madre de ingresarla en una institución psiquiátrica a los 13 años fue un momento crucial, a pesar de las dificultades. A los 14 años, se emancipó legalmente de sus padres.
Aunque la experiencia fue desalentadora, reconoció su impacto transformador. “Fue lo mejor que me pudo pasar. Me enseñó límites”, admitió.
Además de sus padres, Steven Spielberg, que la dirigió en “E.T., el extraterrestre”, fue su padrino. Sin embargo, rara vez buscó su consejo durante los tiempos difíciles, optando por manejar los desafíos en privado.
Después de separarse legalmente de sus padres, la vida independiente a los 14 años le pareció desalentadora, enfrentándose a problemas como condiciones de vida inseguras y desempleo a los 15.
A pesar de su tumultuosa crianza, sigue centrada en sus hijas mientras explora el mundo de las citas. Basándose en sus propias experiencias, aspira a ser una mejor madre para sus hijos.
